Las carillas dentales son un tratamiento estético de Odontología que procura corregir forma, tamaño, posición y color de las piezas dentales, pudiendo diseñar todo el frente estético de la sonrisa midiendo las proporciones adecuadas, así como su luminosidad natural; tenemos dos tipos de carillas: una reconstrucción artesanal mediante resinas o bien las confeccionadas en laboratorio con láminas de porcelana.
La principal ventaja de las carillas es su imitación a la naturalidad de los dientes, con los que se confunden perfectamente consiguiendo un aspecto natural. Su otra ventaja se relaciona con la estructura sana, requiriendo un tallado muy conservador y basándose prácticamente a la adhesión química.
Las carillas dentales pueden resolver problemas estéticos, especialmente del sector anterior, es decir, el que incluye incisivos y caninos; y de mayor complejidad y exigencia estética puesto que es el más expuesto.
Este tratamiento de estética dental puede solventar problemas de posición mediante aumentos de grosor y puede disimular una mala alineación de los dientes.
Además, las diferentes capas que se usan para hacer traspasar la luz con naturalidad pueden ayudar a cambiar el tono; así como la forma y el tamaño de los dientes, con un aspecto natural, resolviendo una malformación o una fractura.
Las carillas no suponen ningún riesgo para la salud bucal, están hechas con materiales totalmente biocompatibles, con lo que están indicadas para cualquier edad.
La condición para el tratamiento de carillas estéticas es que se adapten a las necesidades del paciente, y que éste haya recibido el estudio necesario para determinar que el tratamiento pueda ser predecible y duradero.
De que las carillas sean efectivas y duraderas dependen los hábitos del propio paciente, y la existencia de guías de la oclusión que protejan las restauraciones, es decir, que el movimiento y mordida de los maxilares sea el correcto.
El mantenimiento de las carillas dentales dependerá de si están hechas en porcelana o resina.
La resina respeta más la estructura sana de los dientes, pero tiende a degradarse de forma más rápida, por lo que requerirá pulidos de mantenimiento prácticamente anual, aunque por otro lado, en caso de fractura su reparación es sencilla.
Las carillas de porcelana en cambio, no requieren mantenimiento en clínica, y su confección depende del laboratorio, así como su reparación.
En cuanto a la duración media de las carillas, depende en gran parte del propio paciente, su oclusión, sus hábitos higiénicos y alimenticios y parafunciones como puede ser el Bruxismo. Existen casos que demuestran durabilidades de las carillas superiores a 15 años, pero el especialista odontólogo siempre deberá aplicar de forma personalizada el diagnóstico y pronóstico para adaptar el tratamiento a las necesidades del paciente.
Fuente: Topdoctors.es